Carlos Enrique Vogt
Mi madre estaba lejanamente emparentada con la esposa de José Luis Salinas, de manera que desde muy chico me llevaba cada tanto con mis dibujos a visitar al maestro...
En cuanto terminé el secundario fui a consultarlo sobre como encauzarme en la profesión. Me sugirió no tomar clases de dibujo para evitar el riesgo de que se me “contagiase” el estilo del profesor, teniendo en cuenta que mis trazos ya mostraban una cierta personalidad.
Fui practicando y armé una carpeta de muestras que presente orgullosamente en revista mas o menos importantes. Empezando por PATORUZITO y terminando por RECREO, reboté en absolutamente todas...
En esa época se me presentó la oportunidad de entrar en la productora de dibujos animados BURONE BRUCHÉ, en donde permanecí cerca de un año; como práctica para “aflojar la muñeca” este trabajo me fue de gran utilidad. Tiempo después, Juan Angel Cotia, que era uno de los directores de Editorial Muchnik, me brindó la oportunidad de publicar mi primer obra como profesional, unas ilustraciones para cuentos infantiles en la revista “CHIQUITOS”.
A eso siguieron historietas “serias” cómo “Esta barra nuestra”, “Gapiango”, “D’Acier”, “El temerario” y otras. Después siguieron “Terco Thomas, boxeador” y “Poncho negro”, para esa época, en Muchnik decidieron dejar de editar SUPERHOMBRE y HAZAÑAS, el mismo día que lo supe me presente en Editorial Abril. Allí parecían todos muy impresionados por mi trabajo y de inmediato encomendaron a Alberto Ongaro la realización de un guión para mi.
Ongaro venía de viajar por el sur, y con las pestañas duras de hielo y demasiado entusiasmo como para escribir sobre cualquier otra cosa, creó “Tierra del fuego”. Yo no encontré demasiada documentación sobre el tema, pero encare la cosa como un Western de Álaska situado en el extremo opuesto del mundo y el resultado fue satisfactorio. Cuando RAYO ROJO (en donde se publica esta serie) cambio de formato se nos encomendó la creación de un policial: “Mark Cabot”, aunque a medida que esta historieta evolucionaba no lograba ponerme de acuerdo conmigo mismo en la parte gráfica.
No recuerdo si fue porque se produjo un “vacío” en MISTERIX, o una reestructuración, lo cierto es que Ongaro y Yo fuimos reunidos nuevamente para pergeñar “El implacable”, una clásica de “capa y espada”.
Creo que debido a que Pratt se fue con Oesterheld cuando este comenzó a editar FRONTERA Y HORA CERO, “Sargento Kirk” se dejo de publicar y hubo que llenar ese espacio de MISTERIX con otra de cow-boys. Edgardo Da Mommio escribió “Joe Gatillo”, que luego fuera estimulado por otros guionistas, sin que esto fuera en desmedro de la serie.
Seguí posteriormente con “Doc Carson” y “Lucky Yank”, cuando Oesterheld contrató mis servicios para sus revistas. Según me dijo Héctor Oesterheld, su fuente de inspiración eran los “Pocket- bóoks”, que leía en ingles y de los que tenia una nutrida biblioteca, que tuve oportunidad de ver en su casa.
A partir de la novela de Norman Mailer “Los desnudos y los muertos” cambio el estilo de la novela bélica y el lenguaje de todos los demás géneros editados en “Pockets”
El muchachito justiciero, el héroe invencible, el sheriff insobornable y el inmaculado soldado aliado pasaron a ser lo que realmente fueron: hombres falibles, de carne y hueso.
Oesterheld capto esto y, sumado a su talento de cuentista, tuvo la habilidad de adaptar esta nueva modalidad a la historieta argentina, revolucionando la narrativa, el enfoque del tema y la óptica desde la cuál se visualizaba el personaje. Quede bien en claro que no trato de insinuar que el plagiaba los “pockets”, lo que trato de explicar es que también un argumentista creativo logra encauzar su personalidad a partir de un esquema que considera valido, como un dibujante encauza la suya a partir del estilo de un maestro que incentive su creatividad.
Creo que en esa época alcance mi madurez profesional En COLUMBA volví a cambiar mi estilo con un guión de Cristóbal María Paz, usando un dibujo limpio, realista pero humorístico.
Robín Wood, matizando su producción dramática, iba presentando guiones humorísticos “unitarios" destinados a mi dibujo.
Uno de ellos se titulaba “Mi novia y Yo”, a los de COLUMBA les resulto divertido y le encomendaron escribir otro... y luego otro y otro más... y así nació la serie de INTERVALO.
A todo esto, no conocía personalmente a Robín, cuando ello ocurrió, descubrí que era notablemente parecido al personaje que yo había creado para ser el Tino Espinoza de “Mi novia y Yo”.
Tal es así que muchos en la editorial creían que yo ya conocía a Wood y había dibujado al personaje parecido a él. Lo cierto es que luego ocurrió lo contrario: Robín decidió parecerse totalmente a Tino. De manera que se peino el jopo caído sobre la frente y se metió una pipa en la boca, sonriendo de costado. Simultáneamente, tuve oportunidad de seguir ilustrando historietas dramáticas como “Larry Trenton” (con Grassi) y “Cuentos de almejas” (con Pedro Mazzino).
En esta historieta, cuyo personaje central es una ciudad balnearia, logramos una ambientación tan creíble que un lector del interior escribió a la editorial preguntando donde exactamente quedaba Almejas, ya que no podía ubicarla en el mapa y quería pasar allí las vacaciones con sus hijos...
Otras series, en cambio, no tuvieron el “ángel” necesario como para convertirse en baluartes de las revistas en que salieron publicadas. Así “Killroy”, con Oesterheld y “Canadá Joe”, con Ray Collins (para CORTO MALTES) se fueron diluyendo sin pena ni gloria.
Para no achancharme y lograr contrastes en mi producción dibujé otra historieta dramática: “MOJADO”, también con guión de Robín Esto de no encasillarme en lo humorístico me exige un esfuerzo especial, pero es esto precisamente lo que lo mantiene a uno mas “fresco” en su creatividad y mas comprometido profesionalmente.
Si se me pidiese un consejo para los que recién se inician, yo diría que trabajen con alegría, que se mantengan en una búsqueda constante, como si la perfección fuese algo sencillamente inalcanzable...
